Testimonio
Cuando Vanesa me pidió que escribiera mi experiencia con Ceres, se me antojó difícil. Cómo reflejar en unas pocas palabras tanto agradecimiento, tanto apoyo brindado y tanta humanidad.
Por mucho que ellas siempre me dijeran que la responsable de superar la situación en la que me encontraba, el ánimo de lucha y superación eran míos, el camino se hace más fácil y llano si te van cubriendo los baches y te lo llenan de árboles frutales. Mi camino, estoy segura de ello, hubiera sido muy distinto de no haberse cruzado en mi camino este grupo de personas que siempre llevaré en mi corazón y son parte de mi. Porque lo que nos ofrece CERES no es tan solo un curso, unas clases, unas sesiones de ayuda al mal que padecemos, o hasta un trabajo…, nos ofrece apoyo y ayuda en el sentido más amplio de la palabra.
Y hablo desde la propia experiencia.
Creo que los tomelloseros nos tenemos que sentir muy afortunados al poder contar con unas personas tan volcadas en su trabajo y en la acción que están ejerciendo. Personas como la misma Vanesa o María, aparte del apoyo que me brindaron, que ya es decir mucho, su facilidad para transmitir conocimientos y que los demás llegáramos a ellos. La siempre sonrisa de Eva, que hacía ver lo positivo de todo. La infinita paciencia de María Jesús, siempre dispuesta a escuchar y confidente de malos momentos.
La presencia oculta pero segura de Toñi, haciéndonos volver al redil, con sus palabras sinceras y llenas de experiencia, que nos empujaban a seguir mejorando. A todo el conjunto de CERES le debo lo que soy ahora.
Empecé mi relación con ellas cuando mi vida empezaba a cambiar. Pese a tener unos estudios previos, desde mi matrimonio nunca trabajé fuera de casa, dedicándome exclusivamente a mi familia.
Debido a mi situación familiar, me vi en la necesidad de encontrar trabajo, pero no me vi lo suficientemente capacitada para ello, así que, después de una selección, comencé un curso con ellos. Realizando las prácticas del curso, mi situación familiar empeoró, me sobrevino un divorcio y la necesidad de sacar a mis hijos adelante. Y ahora, en medio de esta situación, se comprenderán mejor mis palabras de inicio. Al terminar las prácticas, me incorporaron al programa CREA, un contrato por 10 meses de estudio y trabajo, donde conocí a gente estupenda que aún tengo conmigo. Un programa que nos enseñó una profesión que ahora amo y de la que me gano la vida. Un programa que me dio la oportunidad de entrar en el mercado laboral y valerme por mí misma, escribiendo mi propio futuro.
Una vez acabado el contrato, recibimos todo el apoyo de CERES para seguir trabajando, mediante su bolsa de empleo, currículum, etc. Yo tuve la suerte, indicada por ellos y asistiendo a una entrevista laboral, encontrar trabajo en una residencia justo al terminar el CREA. El impulso a seguir que me dieron ellas, me motivó a obtener el título de auxiliar de enfermería mientras trabajaba.
Llevo en la residencia algo más de un año y me han vuelto a renovar el contrato. Pero aún no se me olvidan sus palabras, su ayuda y apoyo, eso me hace levantarme y seguir aprendiendo, luchando por progresar y ser mejor, profesional y personalmente. Porque esto aún no se acaba aquí, quedan páginas por escribir, páginas que escribiré con mi propio bolígrafo.
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